no es el agua, ni la arena, nisiquiera la orilla del mar,
es un sentimiento abrazador que cala muy dentro de mí,
de saber de la ausencia de aquel sol dosificante,
el amparo de aquel mundo celestial de eminente claridad.
La ausencia de quel universo cromático, es él que transforma
y tiñe mi corazón de ambar-violeta , donde la estrella esta seca,
donde en el cielo se vislumbra espectros de colores,
donde la hija de la lágrima se posa en cada sentimiento encontrado.
Ya no volverán aquel sol y viento que oreen mi agonía,
ya no estaré en la ramas de aquella estación que me espera
Braulio Vásquez Rodríguez.
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